La pandemia provocada por el virus SARS-Cov-2 (COVID-19) está suponiendo una profunda crisis sanitaria, económica y social a todos los niveles. Sin duda ha supuesto un duro golpe para todos que está afectando tanto a nuestra forma de vivir en sociedad como a nuestra vida personal. Conceptos que creíamos superados como vulnerabilidad, miedo, dependencia han vuelto a formar parte de nuestro horizonte. Ciertamente están siendo momentos difíciles para todos, pero muy en especial para los profesionales sanitarios. El colectivo sanitario ha demostrado una enorme grandeza de compromiso, implicación y vocación de servicio de la que indudablemente todos nos sentimos muy orgullosos. Muchos sociólogos y pensadores en general tratan de dibujar cómo será nuestra vida en sociedad una vez superada la pandemia, pero nadie se atreve a aventurar el futuro y de una manera abstracta e imprecisa se utiliza el eufemismo de nueva normalidad que nadie sabe lo que significa. Pero sí existe unanimidad en que posiblemente ya nada será igual. Una crisis de esta magnitud debe ser una oportunidad para realizar cambios estructurales que permitan llevar a la sociedad hacia un mundo más justo y solidario, en definitiva, a un mundo mejor.

En este año convulso e inesperado la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica (SEEP) ha tenido que adaptarse, y así lo ha hecho, para seguir siendo fiel a su compromiso por la formación continuada y el avance en el conocimiento científico de nuestra disciplina. En este sentido el Comité Organizador ha hecho un esfuerzo importante por mantener toda la estructura del congreso tal y como había sido diseñada para un congreso presencial. Claro que hubiera sido nuestro deseo recibir a la Sociedad en nuestra querida Zaragoza, pero también ha sido una satisfacción realizar un ejercicio de adaptación y flexibilidad para poder presentar un congreso en formato virtual. Este primer congreso virtual de la SEEP supone un reto y una oportunidad para explorar nuevas vías de formación y participación de socios y congresistas.

El lema del 42 Congreso de la SEEP lo forman las cuatro palabras que dan sentido a nuestra actividad diaria “formación, asistencia, docencia e investigación” y que hoy más que nunca tienen su razón de ser. Hacer bien nuestra labor diaria requiere, además de tener unos conocimientos amplios, saber integrarlos y sumar actitudes y comportamientos que permitan ejercer adecuadamente nuestro compromiso profesional. Ser un buen médico, y en nuestro caso un buen pediatra endocrino, exige una actualización y renovación continua de conocimientos y habilidades; es decir requiere de una formación continuada. Esta formación nos debe llevar a ejercer una asistencia de calidad centrada en el niño y su entorno. La investigación clínica ayuda al médico a avanzar en el conocimiento científico de la medicina, le permite adquirir capacidad crítica y contribuye a mejorar su formación asistencial. Es por ello que la investigación biomédica es la base del progreso científico y un elemento fundamental para mejorar la salud de los individuos y es en definitiva la garantía de la mejor práctica clínica posible. Generalizar y transmitir el conocimiento a las futuras generaciones debe formar parte de nuestro quehacer diario y es por ello que la docencia va inexorablemente unida a todas nuestras actividades. Con esta visión integradora de nuestras responsabilidades se ha desarrollado el programa del 42 Congreso de la SEEP.

En este suplemento de la Revista Española de Endocrinología Pediátrica se presenta toda la actividad científica del congreso. Tres conferencias extraordinarias, dos mesas redondas y cuatro sesiones con el experto han permitido reunir la experiencia y el conocimiento de 15 líderes de opinión en sus respectivas áreas. Se presentan temas de renovado interés en el campo del diagnóstico y tratamiento de la talla baja y del hipopituitarismo, el futuro del páncreas artificial, la medicina personalizada como herramienta de tratamiento de las enfermedades crónicas o los resultados a largo plazo de endocrinopatías infantiles que tienen un fuerte impacto en la edad adulta como hipotiroidismo congénito, síndrome de Turner e hiperplasia suprarrenal congénita. Los encuentros con el experto abordan temas de interés diario en la práctica clínica como obesidad severa del adolescente, secuelas endocrinas del tratamiento oncológico, transexualidad y la incorporación del ejercicio en el arsenal terapéutico de la diabetes. A ello hay que sumar 263 comunicaciones presentadas y 12 simposios satélites; todo ello constituye el legado científico del 42 Congreso. El Comité Organizador quiere agradecer el esfuerzo y el compromiso de todos los participantes en el desarrollo de este primer congreso virtual.

La actual crisis sanitaria va a suponer un replanteamiento de la formación continuada. De una manera vertiginosa se ha pasado de la presencialidad a la virtualidad y un ejemplo claro es el desarrollo del 42 Congreso de la SEEP. Nadie imaginaba un cambio tan rápido. Pero este cambio surgido de la necesidad más que de la voluntad puede traer elementos positivos. En este tipo de formato permite al congresista tener a su disposición toda la oferta científica en una plataforma a la que podrá acceder pasadas las fechas del congreso. Posiblemente en el futuro veamos un modelo mixto donde cohabiten sesiones presenciales y sesiones online que posibiliten situar en un mismo espacio de tiempo a diferentes profesionales. Todo ello hace que este no sea un nuevo congreso ni un congreso más sino posiblemente una nueva forma de hacer un congreso de la que habrá que extraer conclusiones y ver qué elementos pueden ser beneficiosos para futuros congresos. La crisis actual está siendo tan profunda que posiblemente, en el futuro, la formación continuada tendrá un enfoque diferente e incorporará herramientas digitales y modos de conexión virtuales. Pero la presencialidad nunca podrá ser sustituida ya que tiene un valor añadido que no debemos perder. Un congreso es algo más que escuchar una ponencia y acumular una información. La interacción de los diferentes profesionales y congresistas es fundamental para crear redes de trabajo e intercambio de opiniones y experiencias. De estas redes nacen lazos científicos y humanos que hacen posible que el progreso científico llegue a nuestros pacientes. Por eso, es posible que veamos cambios y se tienda hacia nuevas formas de hacer un congreso. Se deben abrir las puertas a la innovación digital, pero en estas nuevas formas la presencialidad deberá seguir siendo fundamental.

Quiero acabar esta editorial mostrando mi agradecimiento a todos los miembros de la Junta Directiva y del Comité Organizador, a ponentes y moderadores, a las casas comerciales y a todos los que han contribuido a hacer posible este primer congreso virtual de la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica.