La patología estructural tiroidea, en concreto el nódulo tiroideo, es muy prevalente en población adulta, y en algunos casos supera el 50% si se realiza cribado mediante ecografía; en población pediátrica, el porcentaje es más pequeño, y va desde el 0,5% en la palpación al 2% si lo buscamos por ultrasonidos, porcentaje que, aunque menor, sigue siendo importante.

El cáncer de tiroides en edad pediátrica supone un 3% del total de neoplasias en la infancia, con una incidencia anual de 0,2 a 3 casos por millón, con una presentación generalmente más avanzada que en los adultos, pese a lo que, en general, tiene un buen pronóstico, con una supervivencia a los 10 años superior al 98%.

Nuestro objetivo principal es claro: detectar cuáles de estos nódulos son malignos, para lo que resulta fundamental la ecografía, que determinará qué nódulos son susceptibles de estudio citológico.

Existen diversas características ecográficas que se relacionan con un mayor riesgo de malignidad. Individualmente, su valor es limitado, pero, agrupándolas, aumenta mucho. De este modo se han realizado las distintas escalas de estratificación de riesgo, desarrolladas en población adulta y validadas para población pediátrica con posterioridad, que se traducen en esta última en un mayor riesgo de malignidad que en los adultos para los diferentes grados de sospecha.

En este contexto se hace necesaria la valoración del nódulo tiroideo por personal experto en el área. En nuestro caso, tenemos en marcha la consulta de alta resolución con la realización de ecografías, biopsias con aspiración con aguja fina e incluso tratamientos mínimamente invasivos desde 2007. A lo largo de estos años, hemos mejorado tanto la sensibilidad como la especificidad diagnósticas. Compartimos la evaluación y el diagnóstico con endocrinología pediátrica en muchas ocasiones, como en los casos que se muestran en la presentación, con buenos resultados y satisfacción por ambas partes.

Como conclusión, cabe decir que, basándonos en nuestra experiencia y en cómo se va extendiendo la utilización de la ecografía en los servicios de endocrinología de toda España, mejorando notablemente la asistencia a los pacientes con patología estructural tiroidea, recomendamos que en endocrinología pediátrica se siga el mismo camino, centralizando y, sin duda, mejorando el manejo de pacientes con esta patología.

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