Rev Esp Endocrinol Pediatr

Rev Esp Endocrinol Pediatr 2015;6(1):5-6 | Doi. 10.3266/RevEspEndocrinolPediatr.pre2015.Apr.307
¿Qué nos faltaría hacer?

Sent for review: 14 Apr. 2015 | Accepted: 19 Apr. 2015  | Published: 28 Apr. 2015
María José López García
Servicio de Pediatría. Hospital Clínico Universitario. Valencia
Correspondence:María José López García, Servicio de Pediatría, Hospital Clínico Universitario, Av. Blasco Ibáñez, 17, 46010, Valencia
E-mail: lopez_margar@gva.es

La Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica (SEEP) tiene ya una larga trayectoria desde que, en 1978, se inició el núcleo de la misma en el monasterio de la Cogullada de Zaragoza y al que tuve el honor de poder asistir. Año tras año en una progresión creciente se han ido incorporando muchos socios y trabajando cada vez más y mejor, aunque el reconocimiento oficial definitivo tarda en llegar. Sin tregua se va  recorriendo el camino y en pocos años se llegará a celebrar nuestras bodas de oro. El área de influencia de nuestros mejores investigadores es bien conocida y los trabajos quedan publicados en las mejores revistas.

 En el año 2010, por iniciativa de la Junta Directiva de la SEEP y con gran esfuerzo por parte del Comité Editorial entonces escogido, se inicia la andadura del órgano principal de expresión de nuestra Sociedad como es la Revista Española de Endocrinología Pediátrica (REEP). El proyecto es acogido con entusiasmo. Íbamos a tener una revista online, con lo que ello supone: llegada gratuita a todos los interesados, gran facilidad de acceso, mayor difusión, pero todo ello con garantía de rigor científico al quedar  avalado por los propios fundadores y gestores. Habrá que controlar lo que se publica, no sólo en calidad, como es obvio, sino también en su cantidad y en estos aspectos no cabe más que felicitar a los componentes del Comité Editorial. En el año 2012 se consiguen los primeros números regulares de esta revista ya que hasta este momento había sido el vehículo que recogía  las conferencias, mesas redondas y encuentros con el experto del Congreso anual de la SEEP así como todas sus comunicaciones. Se había cumplido el objetivo  de llegar al menos a un total de 3 ejemplares anuales. Cuando se leen los artículos se puede apreciar que han pasado una buena revisión, existe  rigor en la evaluación de los contenidos y su calidad es a todas luces adecuada a los conocimientos y expresiones más actualizadas. Entre los autores hay un predominio de gente joven,  ¿pero es eso suficiente?

REEP está iniciando su consolidación pero de forma lenta, por supuesto es todavía muy pronto, sería imposible que en tan pocos años pudiera llegar a ser considerada  como una de las revistas mejor valorada tanto a nivel de calidad formal o como exponente de la actividad científica de la Sociedad Espaola de Endocrinología Pediátrica (SEEP). Estas apreciaciones no van a disminuir su importancia creciente, ni mucho menos minusvalorar las valiosas revisiones que en ellas están contenidas, tan sólo se pretende que la mirada no se desvíe de la realidad presente y de lo que todavía y desgraciadamente nos hace ser diferentes. Creo que mientras no dediquemos el esfuerzo de todos y seamos capaces de remitir nuestras experiencias no llegará ese día. No todos sus artículos salen en buscadores de biomedicina, por lo que su citación posterior resulta escasa. Es fácil la búsqueda si se conoce el título casi entero pero no por su propio contenido, de hecho unos artículos aparecen más rápidamente que otros lo que podría explicar un amplio rango de visitas entre unos y otros. Ahondando en esta aspecto, las cifras inducen al optimismo; existe un notable índice de visitas (se han llegado  a superar las cuatro mil en algunos aspectos) lo que podría llevar a la conclusión que nuestra publicación trasciende incluso nuestro propio ámbito de la Endocrinología Pediátrica.

Estamos en una época de competitividad, que quizá los mayores no hemos vivido con similar presión. El currículum personal parece estar condicionado, no tanto por el trabajo realizado y la calidad de la investigación, sino por el lugar de su publicación. Esto requeriría una aproximación crítica sobre qué significa publicar resultados en revistas de alto factor de impacto, en contraposición a qué es en realidad hacer (y publicar) buena ciencia. Puedo aceptar que algún trabajo de categoría excepcional deba ir a esas revistas  de impacto pero ¿no podrían hacerse reseñas o cartas al editor en nuestra revista? Y qué decir de comunicaciones realizadas en nuestros propios Congresos de la SEEP que  jamás  llegan a ser publicadas en una debida extensión, no sólo como un resumen, y que quedan muchas veces en ese poster expuesto que pasado el tiempo no se puede volver a visualizar; ¿es que los más jóvenes se conforman con eso? Sé positivamente de trabajos requeridos por la propia revista después de un congreso, porque revestían suficiente interés, y de los que jamás los autores han respondido a esa llamada, es más, ni tan siquiera han sido llevados a ninguna otra revista. Es cierto que la presentación en un congreso permite hacer llegar más rápidamente las ideas incluso las más avanzadas a diferentes grupos de investigación y mejorar con ello el intercambio mediante su discusión. Sin embargo, a largo plazo, tiene un alcance limitado y la vía más sólida es la publicación de los trabajos en revistas especializadas. ¿Y qué decir de ciertas casuísticas clínicas cuya difusión jamás llegará a una repercusión general si no está publicada debidamente?

Desde aquí quiero hacer una llamada a las nuevas generaciones para que los resultados de sus estudios e investigaciones clínicos sean remitidos a nuestra revista. Únicamente con el esfuerzo de todos se podrá salir adelante. Queda un largo camino por recorrer. Decía un refrán que "lo mejor es enemigo de lo bueno"… en este caso podría traducirse en que deberíamos empezar por cuidar nuestra revista que no será perfecta mientras nosotros no contribuyamos a ello.

Este número nos ofrece dos documentos fruto de trabajos colaborativos: un Consenso sobre la detección y el manejo de la prediabetes, elaborado por la Sociedad Española de Diabetes, en el que han colaborado varias otras sociedades, entre ellas la SEEP, y que se publica simultáneamente en varias revistas (Aten Primaria, Endocrinol Nutr, Av Diabetol, Semergen y Rev Clin Esp) y un Documento de Posicionamiento elaborado por el Grupo de Trabajo GIDSEEN de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) en el que participan miembros de la SEEP. También este número incluye: dos trabajos originales, uno sobre casuística de hiperplasia suprarrenal congénita en su forma no clásica y otro sobre una serie de pacientes con defectos de la glicosilación, un documento de controversia sobre la atenuación del crecimiento en niños con profunda discapacidad y reflexiones éticas al respecto; finalmente se incluyen cuatro casos clínicos sobre hiperfosfatemia, un síndrome de Langer-Giedion, una hipobetalipoproteinemia y un seudohipoparatiroidismo.  

Aprovecho la ocasión para haceros  partícipes de la gran ilusión que tenemos de nuestro próximo Congreso en Valencia. Sé que puedo contar con vuestra máxima colaboración, que casi está ya garantizada como en otros años, y que será ese conjunto de entusiasmo y empuje de todos nosotros lo que imperará en los resultados finales. Esperamos que vuestras expectativas sean semejantes a las nuestras y podamos quedar todos sobradamente satisfechos del  nivel científico y humano del XXXVII Congreso de la SEEP. Pero no puedo terminar sin hacer una vez más, esa llamada que repetidamente se deduce de todo esta Editorial y que ya había comentado el Dr. Alfonso Lechuga en editoriales anteriores: Hay que hacer un  esfuerzo adicional y elaborar en forma de artículos científicos esos trabajos, ya presentados como comunicaciones,  para poder conseguir darles  difusión y colaborar  definitivamente a que nuestra revista vaya adquiriendo el lugar que se merece.

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